martes, 15 de diciembre de 2009

Recuerdo de mi padre

Este artículo lo hago inspirado en otro que escribió mi gran amigo Toño, cuyo título es “Tu hijo te necesita”. Pretendo hacer un pequeño homenaje a mi padre que se adelantó  hace 18 años. Desde su partida inició una relación muy estrecha con él, aprendí a comprender sus decisiones y sus formas, aprendí a amarlo, respetarlo y hacerlo respetar. Lo visito de manera más o menos constante en su sepulcro, aunque en este año fallé un poco, por causas que a él le expliqué en su momento. Mi padre ahora desde el lugar donde se encuentra, forma parte de mi vida, ahora más intensamente que cuando él vivía. Para mí no está muerto, simple y sencillamente cambió de formato y creo que es mejor por que ahora está virtualmente conmigo en todo momento.

De todos sus hijos, creo ser el que más lo frecuenta, junto con uno de sus hermanos, su espacio luce siempre bien, esperando y viendo pasar el tiempo. De que está conmigo lo está y puedo narrar una serie de testimonios al respecto, el más reciente se dio el día de ayer 14 de diciembre, fue la respuesta de una interrogante que tenía respecto a mi vida y la persona que amo, lo consulté con él el pasado 12 de diciembre que lo visité en su morada; de la respuesta podría decir que que más claro ni el agua, por eso ahora que tuve la oportunidad de leer el artículo de Toño, no resistí la necesidad de escribirle a mi Padre de quien puedo decir que sigue en mí y existe en mí con lo mejor que un ser humano puede ser y dar. A pesar de que ahora estoy en mis treinta, no saben lo importante que es saber que cuento con mi padre ahora más que nunca.

Aún recuerdo esa última vez que tuve la oportunidad de verlo con vida, lo sorprendido que estaba de ver que mi bigote ya pintaba, que estaba más alto, su última caricia en mi rostro fue el principio de esta nueva etapa de nuestra relación, con esa caricia me dijo que jamás me iba a dejar y que estaría conmigo por siempre, y lo ha cumplido.

Padre, lo único que puedo decirte es que lo estoy haciendo lo mejor posible de acuerdo a mis posibilidades y capacidades, que sigo tu ejemplo y que estoy muy orgulloso de tí y de ser tu hijo, aquel al que le compraste un muñeco de pinocho después del padecimiento que casi me lleva a la tumba a los 10 días de nacido, y que dijiste “es un pinocho por que es como Daniel que como pinocho, se convirtió en realidad y vive”.

Padre, creo que he sido uno de los hijos más rejegos que has tenido, siempre odiando los convencionalismos; tomando el camino más difícil en la vida; arriesgando; cuestionando; nadando como los salmones, siempre a contracorriente; pero ¿sabes papa?, dentro de todo lo que cabe soy muy feliz. Solo me hace falta dar el último paso importante en mi vida y continuar hacia a delante.

Padre, deseo ser como tú, espero lograrlo. Te amo.

 

Danybook. 

1 comentario:

Lorem Ipsum dijo...

Qué tal, Dan: Me da gusto que conserves esa memoria de tu padre y que siga siendo de importancia en tu vida. Quienes hemos perdido a uno de los progenitores, sabemos que la pérdida es irreparable; pero, como bien dices, su presencia continúa alentándonos y dándonos fuerza. Un abrazo.